Vómitos y regurgitaciones de tu perro
Algunos problemas digestivos pueden hacer que tu perro regurgite o vomite, que son dos funciones corporales diferentes con causas distintas.
La regurgitación es una actividad pasiva que ocurre inmediatamente después de tragar y hace que tu perro devuelva alimentos sólidos sin digerir. También pueden sentir dolor al tragar. El vómito es una acción refleja que se acompaña de náuseas, arcadas o salivación excesiva. Se devuelven alimentos y líquidos que pueden estar parcialmente digeridos en ácidos gástricos. Estos síntomas suelen asociarse con problemas digestivos relacionados con el transporte de los alimentos al estómago a través del esófago, y con el estómago o el sistema gastrointestinal general.
El comportamiento y la apariencia de tu perro
Además de diarrea, constipación, vómitos y regurgitación, es posible que tu perro muestre cambios en su comportamiento y apariencia que pueden indicar problemas digestivos. Por ejemplo, los problemas digestivos crónicos hacen que su cuerpo no pueda absorber todos los nutrientes que necesita, lo que lleva a que pierda mucho peso y su pelaje se torne seco, opaco y quebradizo.
Cuando comen en exceso y además pierden peso, puede ser un signo de malabsorción, donde el perro come demasiado para tratar de obtener los nutrientes que le faltan a su cuerpo. Los cambios en el apetito, junto con las flatulencias y el malestar abdominal, pueden ser una señal de problemas en el intestino delgado. Además, si tu perro presenta muchos de estos síntomas con frecuencia, que aumentan mes a mes, podría ser que esté sufriendo de una enfermedad inflamatoria intestinal.
El primer paso para reconocer cuándo tu perro puede estar sufriendo un problema digestivo es conocer sus hábitos alimenticios y otros procesos corporales. Si su conducta cambia notoriamente, e incluso muestra señales de vómitos, constipación o diarrea, es fundamental que acudas al veterinario local para que pueda aconsejarte sobre lo que debes hacer.